Antes
de continuar quisiera decir que trataré de evitar en lo posible todo
tecnicismo. Nuestro tema es la consideración esotérica de la
enfermedad y sus formas; intenta elucidar el tema de esas
enfermedades y sus causas vitales e indicar las leyes generales
que debe aplicar el curador y las seis reglas que se ha de imponer a
sí mismo, y cumplirá a través de la disciplina y la comprensión.
Habrán
observado que he enumerado las causas psicológicas en cuatro
acápites:
- Las que surgen de la naturaleza sensorio-emocional.
- Las que tienen origen en el cuerpo etérico.
- Las que están fundadas en un pensamiento erróneo.
- Las peculiares dolencias y perturbaciones psicológicas de los discípulos
Les
habrá llamado la atención que haya colocado las enfermedades
del cuerpo etérico en segundo lugar y no en el primero. La razón de
ello estriba en que las enfermedades
y dolencias grupales aferradas a la
raza, actúan primordialmente a través del cuerpo etérico y
encuentran su camino hacia la manifestación, por conducto del cuerpo
etérico de todas las formas. Las he colocado en segundo lugar,
aunque en último análisis son más numerosas, debido a que la
humanidad todavía no puede ocuparse de ellas en forma colectiva. El
acercamiento debe hacerse por medio de los individuos, y los hombres
deben eliminar de su cuerpo astral o emocional esas condiciones que,
como individuos, los predispone a la enfermedad. En la actualidad la
raza está polarizada astralmente. La naturaleza
sensorio-emocional es excesivamente poderosa en las masas. Esto
conduce a poseer un cuerpo etérico relativamente negativo, el
cual está sintonizado con toda la sustancia etérica del planeta.
Esta sustancia, que subyace en todas las formas, es
sencillamente un agente transferidor y transmisor de la energía
vital al cuerpo físico denso externo. La energía circula a través
de esta sustancia etérica, libre de todo control por parte del ser
humano individual, que casi no se da cuenta de ello, porque el
foco de su atención es astral. Desde el estado de conciencia astral
o emocional, pueden ser deducidas muchas condiciones físicas
individuales. En consecuencia debemos eliminar esas enfermedades
que son de carácter grupal, las cuales han penetrado en la
humanidad, y a través de ella, desde el mundo de la fuerza etérica,
dejándola exhausta o sobrestimulada, o en tal condición que la
muerte sobreviene en forma natural. Podría decirse, básicamente
generalizando, que las dificultades físicas personales tienen
actualmente su asiento en el cuerpo emocional y que ese vehículo de
expresión es el agente predominante y predisponente de la mala salud
del individuo, así como las enfermedades grupales y las de cualquier
tipo de epidemias a través de las masas están fundadas en alguna
condición de la sustancia etérica del planeta. Esas enfermedades
que son generales, nacionales, raciales y planetarias, llegan al
individuo por conducto del cuerpo etérico, y no son tan personales
en sus implicaciones. Sobre esto me extenderé más adelante.
Hoy sólo expongo una proposición
general.
Quisiera
puntualizar que las enfermedades de las masas, del ciudadano común,
de los intelectuales y de los discípulos del mundo, pueden
diferir y difieren ampliamente, no tanto en
su
manifestación como en su campo de expresión. Este punto
difícilmente el curador lo reconoce: no le es fácil ni posible
comprender estas diferenciaciones y valorar el grado de evolución
que un hombre puede haber alcanzado. Algunas enfermedades deben
tratarse desde el plano mental y será necesario que el curador
emplee la mente; algunas requieren una concentración de energía
emocional por parte del agente curador; en otros casos el curador
debe tratar de ser sólo un transmisor de energía pránica para el
cuerpo etérico del paciente, por intermedio de su propio cuerpo
etérico. ¿Cuántos curadores se dan cuenta realmente del enfoque de
la conciencia o de la fuerza vital, al ocuparse del paciente?
¿Cuántos conocen el tipo de curación que es posible y necesario
aplicar a un discípulo? ¡Cuán pocos se dan cuenta que ningún
discípulo, por ejemplo, puede ponerse en manos de un curador
magnético común o de quien trabaja con radiaciones, o de un experto
psicólogo de cualquier tipo! Un discípulo no se atreve a someterse
a las emanaciones áuricas de ningún ocasional curador ni al poder
de un inexperto psicólogo académico, no importa cuán prominente
pueda ser. Sin embargo, puede someterse a la sabia pericia del médico
cirujano del plano físico, porque, para él, el cuerpo físico es
sólo un autómata. Por lo tanto, puede valerse de medios físicos
para su beneficio. Muchos de los fracasos de los métodos curativos
empleados actualmente se deben a la incapacidad del curador para:
- Calcular dónde puede estar localizada básica y ampliamente la dificultad y de qué cuerpo surge y dónde yace principalmente.
- Conocer dónde está colocado el paciente en la escala de la evolución y por lo tanto, dónde debe buscar primeramente el origen de la dificultad.
- Diferenciar entre las enfermedades que se deben a las condiciones internas personales, a las tendencias heredadas o a la propagación grupal.
- Saber si la enfermedad requiere ser tratada:
- Alópata u homeopáticamente, pues ambos procedimientos pueden desempeñar su parte a veces, o a través de cualquier otro agente de la ciencia y tecnicismo modernos.
- Por radiación o magnetización, o ambas.
- Mediante el correcto reajuste interno psicológico, ayudado por una verdadera percepción interna, por parte del agente curador.
- Evocando el poder de la propia alma del hombre; algo que no es posible, excepto en las personas avanzadas.
- Por medio de métodos esotéricos definidos, tales como formar un triángulo de curación entre:
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Este
método implica por parte del curador, mucho conocimiento y un
elevado punto de realización espiritual; también presupone la
existencia de un vínculo entre el curador, un Maestro y el grupo del
Maestro, más el derecho adquirido
de
acudir al grupo para la afluencia de energía en bien del paciente,
algo que raras veces se otorga.
Quisiera
ante todo puntualizar que mi propósito e intento no es escribir un
tratado médico, tampoco trataré la anatomía del cuerpo, ni
discutiré los síntomas de las enfermedades, excepto
incidentalmente. No detallaré los síntomas ni consideraré las
muchas enfermedades con extensos nombres que caracterizan a la raza
de hoy; toda esta información puede extraerse de los libros de texto
comunes si se prefiere, y estudiarlos si se desea; aunque
personalmente no lo considero satisfactorio. Partiremos de la
premisa de que existen las enfermedades y que son efectos de causas
internas; que el hombre ha hecho grandes progresos para comprender el
efecto de estas causas cuando producen cambios en la vestidura
externa del hombre, así como los conocimientos obtenidos por la
ciencia para comprender la vestidura externa de Dios, el mundo de la
naturaleza fenoménica.
El
trabajo lenitivo, paliativo y curativo en la medicina y cirugía, ha
sido comprobado más allá de toda controversia. Los métodos
empleados, tales como la vivisección de animales, puede ocasionar
verdadera ansiedad. A pesar de todo ello la deuda que tiene el género
humano con la profesión médica es grande, y el servicio rendido a
la humanidad por esa profesión, contrarresta en gran parte el mal.
Aunque es verdad que no lo saben todo, también es cierto que existe
un pequeño porcentaje (mucho menor que en ninguna otra profesión)
de clínicos y cirujanos que buscan sus propios intereses y no honran
a su profesión; también podría decirse que ya saben bastante
como para admitir que aún les queda mucho que aprender. Igualmente
es verdad que constituye un gran grupo altruista y autosacrificado
dentro de la familia humana. Recuerden esto.
Me
ocuparé del aspecto subjetivo del hombre y las causas secundarias
que tienen sus raíces en los cuerpos internos del hombre y en el
aspecto subjetivo de la naturaleza misma. Las causas, primordiales
y principales, como anteriormente expliqué, no podrán ser captadas.
Están más allá de la capacidad de la mente concreta. Trato de
aclarar lo que el hombre debe realizar para liberarse cada vez más
de la acumulación del pasado, tanto individual como grupalmente
y al hacerlo eliminar de su cuerpo físico los gérmenes de la
enfermedad. Sin embargo, se ha de tener en cuenta que muchas
enfermedades son de naturaleza grupal y en consecuencia inherentes a
la humanidad misma. Así como el reino de los insectos devasta y
destruye al reino vegetal, como puede observarlo cualquier fortuito
caminante del bosque, así los gérmenes -individuales y
grupales- devastan y destruyen hoy al reino humano. Son agentes de
destrucción y ejecutan, en la actualidad, una tarea y deber
definidos en el gran esquema de las cosas.
El
destino del hombre es morir, pues todo hombre debe morir al
requerimiento de su propia alma.
Cuando el hombre ha alcanzado una etapa superior en la
evolución, deliberada y definidamente elegirá el momento en que
conscientemente se retirará de su cuerpo físico, el cual
permanecerá silente y sin alma, desprovisto de luz, sin embargo,
ileso e íntegro; entonces se desintegrará de acuerdo con el proceso
natural, y los átomos que lo constituyen volverán “a la reserva
de los entes que esperan”, hasta ser nuevamente requeridos
para que los empleen las almas encarnantes.
Entonces se repite el proceso en el aspecto subjetivo de la vida,
pero muchas almas ya han aprendido a retirarse del cuerpo astral sin
someterse a ese “impacto en la niebla”, una forma
simbólica de describir la muerte de un hombre en el plano astral.
Luego pasa al nivel mental y deja su carcasa astral para aumentar la
niebla y acrecentar su densidad.
Por
lo tanto, quiero puntualizar que deliberadamente evitaré los
tecnicismos médicos, aunque me referiré a menudo al cuerpo físico
y a las enfermedades que hacen de él su presa.
También
les daré ahora otra de las leyes sobre la curación así como una de
las Reglas para el Curador. Estúdienlas con cuidado
LEY II
La
enfermedad es el producto de tres influencias, y está sujeto a
ellas. Primero, el pasado del hombre en que paga el precio de
antiguos
errores; segundo, su herencia, donde comparte con todo el genero
humano, esas contaminadas corrientes de energías de origen grupal;
tercero, su participación con todas las formas naturales, de aquello
que el Señor de la Vida impone a Su cuerpo. Estas tres influencias
son denominadas “La Antigua Ley de Participación de Mal”. Algún
día ésta debe ceder su lugar a la nueva “Ley del Antiguo y
Predominante Bien” que reside detrás de todo lo que Dios ha
creado. Esta ley debe ser puesta en vigencia por la voluntad
espiritual del hombre.
¿Qué
es una Ley? Es la imposición (sobre las cosas más insignificantes
y más importantes) de la voluntad y el propósito de aquello que es
superlativamente grandioso. Por lo tanto está más allá del
conocimiento del hombre. El hombre algún día debe aprender que
todas las leyes de la naturaleza tienen su contraparte superior y
espiritual, y en breve nos ocuparemos de ellas. Nuestras leyes aún
son secundarias, y por ser leyes de la vida grupal rigen los reinos
de la naturaleza y se expresan (para el reino humano) por medio de la
mente, de la naturaleza emocional y de un agente del plano físico.
No pretendo en este breve tratado elucidar las leyes primarias. Sólo
las menciono, y en el futuro (lo cual depende de ciertos factores
todavía no desarrollados) me ocuparé de ellas.
La
tercera parte de este tratado está destinada a las leyes básicas
de la curación, las cuales no se refieren a las leyes mencionadas,
sino a los aspectos prácticos del arte de curar.
La
segunda regla para el curador es la siguiente:
REGLA DOS
El
curador debe adquirir pureza magnética a través de la pureza de
vida. Debe lograr esa dispersiva irradiación que se manifiesta en
todo hombre que ha vinculado los centros de la cabeza. Cuando se ha
establecido tal campo magnético, entonces surge la irradiación.
El significado de esto será
parcialmente evidente para el estudiante esotérico avanzado.
Como bien saben, el campo magnético se establece cuando la poderosa
vibración del centro que se halla delante del cuerpo pituitario y el
que se halla alrededor y arriba de la glándula pineal, entra en la
órbita de cada uno. El único punto de controversia, en conexión
con la regla citada (que consideraré más tarde), es cómo y de
qué modo debe ser adquirida la
pureza
magnética y cómo los dos centros en la cabeza pueden formar
conjuntamente un campo magnético. Más adelante, al finalizar
me ocuparé de estos dos puntos, lo cual será muy práctico.
Una
de las causas que debería surgir definidamente de nuestro estudio,
es que la enfermedad raras veces tiene origen individual -a no ser
que un hombre disipe su vida y abuse excesivamente de su cuerpo por
la bebida o excesos sexuales- y que todas las enfermedades que
existen hoy en el mundo son casi totalmente heredadas, de origen
grupal, y como resultado de infección o de desnutrición. Esta
última es principalmente un mal de la civilización, efecto del
desequilibrio económico o del alimento adulterado. Como indiqué
anteriormente, esas últimas causas de la enfermedad no son
principalmente el resultado de sutiles fuerzas internas, sino el
ascenso de energías al cuerpo etérico, provenientes del plano
físico y del mundo externo de fuerzas.
Los
instructores de ocultismo han prestado poca atención a estas fuerzas
que vienen de lo externo, se originan en el plano físico y afectan a
los cuerpos internos. Existen energías físicas y corrientes de
fuerza que penetran en los cuerpos etéricos de todas las formas, así
como la ilusión mundial y las miasmas del plano astral,
frecuentemente tienen sus causas en las condiciones del plano físico.
Las energías que penetran en los centros del hombre desde los
niveles más sutiles, han sido frecuentemente consideradas en los
libros de ocultismo, pero las fuerzas que encuentran su camino hacia
los centros, desde la vida en el plano físico, raras veces son
comprendidas o discutidas. Les doy una idea un tanto nueva para que
reflexionen sobre ella.
He
pedido a A.A.B. insertar un breve resumen de algunos de los puntos
que ya he dilucidado, bajo el titulo: ¿Qué es la enfermedad?
Le sugerí lo siguiente:
- Toda enfermedad es desarmonía y falta de alineamiento y control:
- La enfermedad se halla en los cuatro reinos de la naturaleza.
- La enfermedad es de efecto purificador.
- Los métodos definidos de curación son peculiares a la humanidad y de origen mental.
- La enfermedad es un hecho en la naturaleza:
- El antagonismo hacia la enfermedad simplemente la energetiza.
- La enfermedad no es el resultado del erróneo pensar humano.
- La enfermedad es el proceso de liberación y el enemigo de lo estático.
- La ley de causa y efecto rige las enfermedades así como todo en la manifestación.
Hallamos
también que la curación se realiza de tres maneras:
- Por la aplicación de los métodos de las innumerables escuelas de medicina y cirugía y grupos afines.
- Por el empleo de la psicología.
- Por la actividad del alma.
También he
anunciado que las causas principales de la enfermedad son tres:
de naturaleza psicológica, heredadas por el contacto grupal, y
también kármicas. Sin embargo recuerden que constituyen causas
secundarias. A continuación trataremos la primera de ellas.