REGLA UNO
El curador debe tratar de vincular su alma,
corazón, cerebro y manos. Así puede verter la fuerza vital curadora
sobre el paciente. Esto es trabajo
magnético. Puede curar la
enfermedad o acrecentar el estado maligno, de acuerdo al conocimiento
del curador.
El curador debe tratar de vincular su alma,
cerebro, corazón y emanación áurica. Así su presencia puede
nutrir la vida del alma del paciente. Este es trabajo
de irradiación. Las manos no son
necesarias. El alma despliega su poder. El alma del paciente, a
través de la respuesta de su aura, responde a la irradiación del
aura del curador, inundada con la energía del alma.
Al
considerar las causas de las enfermedades es necesario decir unas
palabras respecto a las condiciones externas e internas. Será
evidente para el pensador casual, que muchas enfermedades y las
causas de la muerte se deben a las condiciones ambientales de las
cuales él no es responsable. Éstas abarcan desde los
acontecimientos estrictamente externos hasta las predisposiciones
hereditarias, y podrían enumerarse de la manera siguiente:
- Accidentes, que pueden ser causados por negligencia personal, acontecimientos grupales, descuidos de otras personas, refriegas callejeras como en los casos de huelgas y por la guerra. También pueden ser producidos por un animal o víbora, envenenamiento accidental y muchas otras causas.
- Infecciones que llegan al hombre externamente y no como resultado de su propia y peculiar condición sanguínea, constituyendo las diversas enfermedades infecciosas y contagiosas y las epidemias prevalecientes. El hombre puede contraerlas en el cumplimiento del deber, por sus contactos diarios o por la amplia propagación de la enfermedad en su ambiente.
- Enfermedades debidas a la desnutrición, especialmente en los niños. Este estado de desnutrición predispone al cuerpo a la enfermedad, aminora la resistencia y la vitalidad y contrarresta el “poder luchador” del hombre, conduciéndolo a la muerte prematura.
4. Herencia.
Existe como bien se sabe ciertos tipos de debilidad hereditaria que
predisponen a la persona a contraer ciertas dolencias y llevan a la
consecuente muerte o producen esas condiciones que conducen a un
constante debilitamiento del aferramiento a la vida; también
existen esas tendencias que constituyen una especie de apetito
peligroso y producen hábitos indeseables, relajamiento de la moral,
y son un peligro para la voluntad del individuo, inhibiéndolo en su
lucha contra tales predisposiciones, sucumbe a ellas y paga con la
enfermedad y la muerte el precio de tales hábitos.
Estos
cuatro tipos de enfermedades y las causas de la muerte explican gran
parte de lo que acontece en la vida de la gente pero no han de ser
definidamente clasificados como causa psicológica de las
enfermedades, y sólo serán considerados muy brevemente en la parte
que trata de la vida grupal y las causas que predisponen a la
enfermedad. Se tratarán también las enfermedades infecciosas,
pero situaciones como las que se producen, por ejemplo, en un
accidente automovilístico o ferroviario, no se considerarán dentro
del acápite, respecto a las causas que producen enfermedades, si
bien la tarea del curador puede estar involucrada en estos casos, el
trabajo que se debe realizar es algo diferente del que se lleva a
cabo cuando se trata de esas enfermedades que tienen sus raíces en
uno de los cuerpos sutiles, o son el resultado de enfermedades
grupales, etc. Las dolencias producidas por la mala nutrición y la
alimentación errónea de nuestra moderna vida y civilización, no
serán consideradas aquí. Ningún niño es individualmente
responsable de ellas. Me ocupo de las enfermedades derivadas de
erróneas condiciones internas.
La
responsabilidad del niño por las condiciones de su vida es
prácticamente nula, a no ser que se admita el karma como factor
predisponente y el poder de producir esos reajustes que surgen del
pasado y afectan el presente. Trataré esto más ampliamente en el
tercer punto, referente a nuestras deudas kármicas. Sólo sugeriré
que el temario de las enfermedades podría ser encarado desde el
ángulo del karma, lo cual seria de valor definido y concluyente
si se hubiera dado una correcta enseñanza sobre este abstruso tema,
desde que fue impartido en Occidente pero la verdad tal como nos ha
llegado de Oriente ha sido tan distorsionada por los teólogos
orientales, como las doctrinas de la Expiación y del Nacimiento
virginal han sido mal interpretadas y enseñadas por los teólogos
occidentales. La genuina verdad tiene muy poca semejanza con nuestras
formulaciones modernas. Por lo tanto me encuentro seriamente limitado
cuando debo tratar el tema de las enfermedades desde el ángulo del
karma. Me es difícil impartir algo de la verdad tal como realmente
existe, debido a las ideas preconcebidas sobre la antigua Ley de
Causa y Efecto, que necesariamente existen en su mente. Si les dijera
que la doctrina de la Emergente Evolución y las teorías modernas
acerca de la actuación de un catalizador sobre dos sustancias
-que cuando son puestas en mutua relación bajo el efecto del
catalizador produce una tercera y diferente sustancia- encierra mucha
verdad sobre el karma, ¿me comprenderían? Lo dudo. Si les dijera
que el énfasis puesto sobre la Ley de Karma, que explica aparentes
injusticias y acentúa la aparición del dolor, la enfermedad los
sufrimientos, es solo una presentación parcial de la verdad
básicamente cósmica, ¿aclararía algo? Si señalara que la Ley de
Karma, correctamente interpretada y manejada, puede traer
aquello que produce más fácilmente la felicidad, el bien y la
liberación del sufrimiento, que el dolor con su corolario de
consecuencias, ¿creen que captarían el significado de lo que digo?
El
mundo del espejismo es en la actualidad tan fuerte y la ilusión tan
potente y vital que no podremos ver estas leyes básicas en su
verdadero significado.
La
Ley de Karma no es la Ley de Retribución, coma podría suponerse al
leer los libros actuales sobre el tópico: Esto es solo un aspecto de
la actuación de la Ley de Karma. La Ley de Causa y Efecto no se
debe entender como hoy se interpreta. Existe, a manera de
ilustración, una Ley denominada Ley de Gravedad, que se ha impuesto
en la mente del hombre. Tal ley existe, pero sólo es un aspecto de
una ley mayor, y su poder puede ser, como sabemos, relativamente
contrarrestado, pues cada vez que vemos volar un avión tenemos la
demostración de la anulación de la ley por medios mecánicos,
simbolizando la facilidad con que puede ser superada por los seres
humanos. Si se dieran cuenta verían que están aprendiendo la
antigua técnica por la cual el poder de levitación es uno de
los ejercicios iniciales más fáciles y simples.
La
Ley de Consecuencias, no es inevitable ni algo establecido como creen
las mentalidades modernas, sino que está relacionada con las Leyes
del Pensamiento, más íntimamente de lo que se imaginan; la ciencia
mental ha ido a tientas tratando de comprenderla. Su orientación y
propósito son buenos y correctos y tiene grandes probabilidades de
obtener resultados; sus conclusiones y métodos de trabajo son hoy
extremadamente malos y engañosos.
Me
he referido a esta incomprendida Ley de Karma, pues ansío que
emprendan el estudio de la Ley de la Curación con mente libre y
abierta, hasta donde sea posible, teniendo en cuenta que la
comprensión de estas leyes está limitada por:
- Antiguas teologías con sus estáticos, distorsionados y erróneos puntos de vista. La enseñanza de la teología es mucho más engañosa, pero por desgracia, es generalmente aceptada.
- El pensamiento del mundo, fuertemente matizado por el elemento deseo, que contiene muy pocos pensamientos verdaderos. Los hombres interpretan estas leyes, confusamente percibidas, en términos determinantes y desde su pequeño punto de vista. La idea de retribución subyace en gran parte en la enseñanza sobre el karma, porque el hombre busca una plausible explicación de las cosas tal como él las ve, y tiende a retribuir de la misma manera. Sin embargo hay mucho más karma bueno que malo, aunque, por vivir en un periodo como el actual, les cueste creerlo.
- La ilusión y el espejismo mundiales que evitan al hombre común e ignorante, ver la vida tal como verdaderamente es. Incluso el hombre avanzado y los discípulos están sólo comenzando a obtener una vislumbre fugaz e inadecuada de una gloriosa realidad.
- Mentes incontroladas y células cerebrales que no han sido liberadas ni despertadas, impiden al hombre llegar a una correcta comprensión. Este hecho pocas veces se reconoce. El mecanismo de la comprensión es todavía inadecuado. Este detalle debe ser recalcado.
- Temperamentos nacionales y raciales con sus temperamentos predisponentes y prejuicios. Estos factores también impiden la exacta apreciación de estas realidades.
Por
lo expresado verán que sería una tontería de mí parte decir que
ustedes comprenden las leyes que están tratando de descubrir y
entender. Nada es tan confuso en la mente humana como lo que
concierne a las leyes relacionadas con las enfermedades y la
muerte.
Por
lo tanto es necesario comprender, desde el comienzo, que todo lo que
diré, bajo el título de Las causas
psicológicas de la enfermedad,
no se relaciona con esas dolencias o predisposición a las
enfermedades surgidas del medio ambiente, o esas taras definidamente
físicas, heredadas de los padres, que han llevado en sus cuerpos y
transmitido a sus hijos gérmenes de enfermedades, heredados a
su vez de sus padres. Quisiera aclarar que las enfermedades
heredadas son mucho más escasas hoy de lo que se supone; la
predisposición a la tuberculosis, a la sífilis y al cáncer son
las más importantes en lo concerniente a nuestra presente humanidad;
son heredadas y también pueden trasmitirse por contacto. De estas me
ocuparé en nuestro segundo y principal acápite, sobre las
enfermedades que emanan del grupo.