El hombre es el amor en la inteligencia, la mujer es la inteligencia en el amor.
La mujer es la sonrisa del creador satisfecho de su creación;
descansa luego de haberla creado, como dice la parábola celeste.
La mujer está antes que el hombre, puesto que ella es madre, y todo le está perdonado de
antemano, puesto que alumbra con dolor.
La mujer se ha iniciado primero a la inmortalidad por la muerte; entonces el hombre la ha
visto tan bella y ha comprendido su generosidad de tal manera que no ha querido sobrevivirla y la
ha amado más que a su vida, más que a su felicidad eterna.
¡Dichoso proscrito! ¡Puesto que ella le ha sido dada por compañera de su exilio!
Pero los hijos de Caín se han rebelado contra la madre de Abel y han esclavizado a su madre.
La belleza de la mujer se ha convertido en una presa para la brutalidad de los hombres sin
amor.
Entonces, la mujer ha cerrado su corazón como un santuario ignoto y ha dicho a los hombres
indignos de ella: «Soy virgen, pero anhelo ser madre, y mi hijo os enseñará a amarme.»
¡Oh, Eva, sed salva y adorada en tu caída!
¡Oh, María, sed bendita y adorada en tus dolores y en tu gloria!
¡Santa crucificada que habéis sobrevivido a vuestro Dios para sepultar a vuestro hijo, sed para
nosotros la última palabra de la divina revelación!
Moisés llamó a Dios Señor, Jesús le llamaría Padre, y nosotros pensando en Vos diremos a la
Providencia: «¡Tu eres nuestra madre!»
Hijos de mujer, perdonemos a la mujer caída.
Hijos de mujer, adoremos a la mujer regenerada,
Hijos de mujer, que hemos reposado sobre su seno, hemos sido acunados en sus brazos y
consolados por sus caricias, amémosla y amémonos entre nosotros.
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