martes, 28 de mayo de 2013

La Unidad rebelde, reconciliada con la trinidad soberana

 
 
 
En el primer ardor de la vida, el hombre había olvidado a su madre y no entendía a Dios sino

como un padre inflexible y celoso.

El sombrío Saturno, armado de su guadaña parricida, se entregó a devorar a sus propios hijos.

Júpiter poseía relámpagos que aterraban al Olimpo, y Jehová truenos que ensordecían la

soledad del Sinaí.

Sin embargo, el padre de los hombres, llegando a estar ebrio como Noé en una ocasión, reveló

al mundo los misterios de la vida.

Psique, divinizada por sus tormentos, llegó a ser la esposa del amor. Adonis resucitado volvió

a encontrar a Venus en el Olimpo; Job, victorioso del mal, recobró más de lo que había perdido:

La leyes una prueba del coraje.

Amar la vida, mas no temer a las amenazas de la muerte, es merecer la vida.

Los elegidos son aquellos que osan. ¡Desgraciados los tímidos!

Así los esclavos de la ley que se hicieron tiranos de las conciencias, y los servidores del temor,

y los avaros de la esperanza, y los fariseos de todas las sinagogas y todas las iglesias ¡ellos son

los réprobos y los malditos por el Padre!

Cristo, ¿no fue acaso excomulgado y crucificado por la sinagoga?

Savonarola, ¿no fue quemado por orden de un soberano pontífice de la religión cristiana?

¿No son acaso los fariseos de hoy los que eran en tiempos de Caifás? Si alguno hablara en

nombre de la inteligencia y del amor, ¿le escucharían?

Fue arrancando los hijos de la libertad a la tiranía de los faraones como inauguró Moisés el

reino del Padre.

Fue quebrantando el insoportable yugo del fariseísmo mosaico como Jesús convidó a todos los

hombres a la fraternidad del hijo único de Dios.

Cuando caigan los últimos ídolos, cuando se rompan las últimas cadenas materiales de las

conciencias, cuando los últimos verdugos de profetas y silenciadores del Verbo sean confundi- I

dos, será entonces el reino del Espíritu Santo.

¡Gloria, pues, al Padre que ha sepultado el ejército del faraón en el mar Rojo!

¡Gloria al Hijo que ha rasgado el velo del templo, cuya pesada cruz, al ser colocada sobre la

corona de los césares, ha inclinado su frente contra la tierra!

¡ Gloria al Espíritu Santo, que debe barrer de la tierra con su soplo terrible a todos los ladrones

y los verdugos, para dar lugar al banquete de los hijos de Dios!

¡ Gloria al Espíritu Santo, que ha prometido la conquista de la tierra y del cielo al ángel de la

libertad!

El ángel de la libertad ha nacido antes de la autora del primer día, antes del despertar mismo

de la filosofía y la ciencia,  inteligencia, y Dios le ha llamado la estrella de la mañana.

¡Oh, Lucifer!, te has apartado por tu desdeñosa voluntad del cielo donde el sol te bañaba en su

esplendor, para explorar con tus propios rayos los campos incultos de la noche.

Tú brillas cuando el sol se oculta, y tu centelleante mirada precede al comienzo del día.

Caes para remontarte de nuevo. Escoges la muerte para conocer mejor la vida.

Para las glorias pasadas del mundo eres la estrella de la tarde.

Para la verdad que renace, el bello lucero de la mañana.

La libertad no es la licencia, ya que la licencia es tiranía.

La libertad es guardiana del deber, puesto que ella reinvindica el derecho y la ciencia.

Lucifer, a quien edades de tinieblas han convertido en genio del mal, será verdaderamente el

ángel de luz cuando haya conquistado la libertad al precio de su reprobación, y haga uso de esta

libertad para someterse al orden eterno, inaugurando así las glorias de la obediencia voluntaria.

El derecho no es sino la raíz del deber. Hace falta tener para dar.

Así, vemos cómo la más alta y profunda poesía explica la caída de los ángeles.

Dios había concedido a sus espíritus la luz y la vida. Luego les dijo: Amad.

¿Qué es amar?, respondieron éstos.

Amar es darse a los otros, les dijo Dios. Los que amen sufrirán, pero ellos serán amados.

Tenemos derecho a no dar nada y no queremos sufrir, dijeron los espíritus enemigos del amor.

Permaneced en vuestro derecho, respondió Dios, y separémonos. Yo y los míos queremos

amar y aun morir por amor. ¡Es nuestro deber!

El ángel caído es, pues, aquel que desde el comienzo ha rehusado amar. El no ama, y en ello

consiste todo su suplicio. El no da, y en ello estriba toda su miseria. El no sufre, y ésta es su

vacuidad. El no muere, y en ello encuentra su exilio.

El ángel caído no es Lucifer, el portador de luz, sino Satán, el calumniador del amor.

Ser rico es dar; no dar nada es ser pobre. Vivir es amar; no amar nada es estar muerto. Ser

dichoso es entregarse; no existir más que para sí es condenarse a sí mismo y arrojarse al infierno.

El cielo es la armonía de los sentimientos generosos. El infierno es el conflicto de los instintos

desencadenados.

El hombre de derecho es Caín, que mata por envidia a Abel; el hombre de deber es Abel,

quien muere por amor a manos de Caín.

Tal ha sido la misión de Cristo, el gran Abel de la humanidad.

No es por derecho que debemos atrevernos a osarIo todo; es por deber.

El deber es la expansión y el gozo de la libertad. El derecho aislado es el padre del

servilismo.

El deber es la devoción; el derecho es el egoísmo.

El deber es el sacrificio; el derecho es la rapiña y el robo. El deber es el amor; el derecho es el

odio.

El deber es la vida infinita; el derecho es la muerte eterna.

Si hace falta combatir para la conquista del derecho, no es sino para adquirir el poder del

deber. ¿Por qué, pues, podríamos ser libres sino para amar, entregarnos y ser semejantes así a

Dios?

Si es preciso llegar a infringir la leyes porque ella encierra al amor en el miedo.

Aquel que quiera salvar su alma la perderá, dice el libro santo, y aquel que consintiera en

perderla, la salvará.

¡El deber es amar: perezca todo aquello que sirve de obstáculo al amor! Silencio de los

oráculos del odio. ¡Aniquilación para los falsos dioses del temor y el egoísmo! ¡Vergüenza a los

esclavos avaros del amor!

¡Dios ama a los hijos pródigos!

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.