El gran arcano, es decir, el secreto indecible e inexplicable, es la ciencia absoluta del bien y del mal.
«Cuando hayáis comido del fruto de este árbol, seréis como dioses», dijo la serpiente.«Si coméis de él, moriréis», respondió la .divina sabiduría.
Así, el bien y el mal fructifican sobre un mismo árbol, y brotan de una misma raíz.
El bien personificado, es Dios.
El mal personificado, es el diablo.
Conocer el secreto o la ciencia de Dios, es ser Dios. Conocer el secreto o la ciencia del diablo, es ser diablo. Ser a la vez Dios y diablo, es reunir en sí la más absoluta antinomia, las fuerzas
contrarias más tensas; es querer sintetizar un infinito antagonismo.
Es beber de un veneno que apagaría los soles y consumiría los mundos.
Es vestirse con la túnica devoradora de Deyanira.
Es abandonarse a la más próxima y a la más terrible de todas las muertes.
¡Desgraciado de aquel que pretende saber demasiado! ¡Ya que si la ciencia temeraria y excesiva no le mata, terminará volviéndole loco!
Comer del fruto del árbol de la ciencia del bien y del mal es asociar el mal al bien y asimilarlos el uno al otro.
Es cubrir con la máscara de Tifón el rostro radiante de Osiris. Es levantar el sagrado velo de Isis, es profanar el santuario. ¡El temerario que ose mirar directamente al sol, quedará ciego, y para él el sol será entonces negro!
Gracias os sean dadas, Dios mío, puesto que Vos me habéis llamado a esta luz admirable. Vos sois la inteligencia suprema y la vida absoluta de los números y de las energías que os obedecen,
para poblar lo infinito .con una creación inagotable. ¡Las matemáticas os comprueban, las armonías os cantan, las formas cambian y os adoran!Abrahan os ha conocido, Hermes os ha adivinado, Pitágoras ha calculado vuestros movimientos; Platón aspiraba a Vos en todos los sueños de su genio; pero un solo sabio, un único iniciador os ha hecho visible a los hijos de la tierra; sólo uno ha podido decir de Vos: Mi Padre y yo somos sólo Uno. ¡Que sea con El la gloria, puesto que toda su gloria reside en Vos!
¡Padre, sabéis que quien escribe estas líneas ha luchado y ha sufrido mucho; ha soportado la pobreza, la odiosa proscripción, la calumnia, la prisión, el abandono de aquellos a quienes amaba,
y, sin embargo, nunca se ha considerado desgraciado, puesto que le quedaba por consuelo la verdad y la justicia!
Sólo Vos sois Santo, señor Dios de los corazones sin mentira y de las almas justas, y sabéis que nunca me he creído puro delante de Vos. Como todos, he sido juguete de las pasiones humanas hasta que he llegado a vencerlas o, mejor, hasta que Vos las habéis vencido en mí, y me habéis dado como reposo la paz profunda de aquellos que sólo a Vos ambicionan y buscan.
Amo a la humanidad, ya que los seres humanos, cuando no son insensatos, nunca son criminales, sino por error o por debilidad. Ellos aman de naturaleza el bien y es por este amor que
les habéis dado un apoyo en medio de sus pruebas, de forma que, tarde o temprano, serán conducidos al culto de la justicia por el amor de la verdad.
Que mis libros lleguen ahora a donde vuestra Providencia quiera enviarlos. Si ellos contienen las palabras de vuestra Sabiduría, serán entonces más fuertes que el olvido. ¡Si, por el contrario,
sólo contienen errores, sé al menos que mi amor por la Justfcia y la verdad les sobrevivirá y que la inmortalidad no podrá dejar de recibir las aspiraciones y deseos de mi alma que Vos habéis
creado inmortal!
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.